Nuestra Señora viste de luto por los soleanos difuntos.
Abrid, Señor, nuestros labios; alentad nuestros corazones y limpiadlos de vanos, impuros e impertinentes pensamientos; ilustrad nuestro entendimiento, inflamad nuestra voluntad, para que, con todo nuestro corazón, meditemos los pasos de vuestra Sagrada Pasión y muerte, con los acerbísimos Dolores de vuestra Madre Santísima, y merezcamos ser oídos ante el acatamiento de vuestra Divina Majestad, que vivís y reináis en todos los siglos. Amén.
"Aunque Dios nos lo quite todo, nunca nos dejará sin El, mientras no lo queramos. Pero hay más; nuestras pérdidas y separaciones no son más que por breve plazo."
San Francisco de Sales
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